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Y tú no regresaste





Autor/a
Marceline Loridan-ivens
Colección
Editorial
Idioma
Español
Edad
+12 años
Año
2015
Formato
Tapa blanda
Páginas
96
Tamaño
205 x 129 mm. 145 g.
ISBN
9788498387117

Sinopsis editorial
Hay libros que dejan una marca indeleble y, mucho tiempo después de haberlos leído, permanecen vivos en nuestro recuerdo. Éste es uno de ellos. A los ochenta y seis años, Marceline Loridan-Ivens ha volcado en esta carta abierta a su padre un cúmulo de sentimientos profundamente arraigados desde su juventud, de los que ha sido incapaz de desprenderse durante toda una vida. «Tú podrás regresar, porque eres joven, pero yo ya no volveré.» Esta simple frase, que Marceline oyó de boca de su padre cuando eran deportados en el mismo tren al campo de Auschwitz-Birkenau en abril de 1943, quedó grabada en su memoria para siempre y es el origen de este relato extraordinario. La dramática lucha de una chica de quince años por sobrevivir en una situación que ha pasado a la historia como paradigma de la máxima depravación de la que es capaz el hombre queda plasmada con una voz asombrosamente desprovista de sentimentalismo y autocompasión. En su lucha imposible contra una fuerza aplastante, Marceline narra los hechos cotidianos con la frialdad y la distancia de quien, incluso después de setenta años, no puede permitirse ni siquiera el sufrimiento; de alguien que invirtió hasta la última fibra de su persona en un solo fin: salir con vida del infierno y honrar así las palabras de su padre. Pero más allá del conmovedor homenaje de una hija a la única persona en el mundo a la que pudo amar de verdad, estas páginas exhalan un reconfortante soplo de energía y vitalidad, una demostración palpable de la insondable capacidad del ser humano para sobreponerse a los desafíos más extremos que su propia especie le presenta.

   Hoy vengo con la reseña algo atípica y más siendo un blog dedicado a la literatura infantil pero cuando Boolino me preguntó si me interesaba leer Y tú no regresaste de Marceline Loridan-Ivens y que trataba de la Segunda Guerra Mundial, ni lo dude.

   Soy pacifista y no muy fan de la literatura con contenido violento pero las dos guerras mundiales siempre me han interesado mucho. Son conflictos de una enorme complejidad, con muchas visiones y que cambiaron no solo la historia y las vidas de millones de personas de todo el mundo, sino incluso conformaron un nuevo orden mundial. Nuestro mundo ahora no sería el mismo si estas guerras no se hubieran producido (no podemos saber si sería un mundo mejor o peor pero sin duda hubiera sido muy distinto).

   Sin embargo, cuando tuve este librito en mis manos y vi que trataba concretamente de las vivencias de una joven judía que junto con su padre fue internada en el mayor campo de exterminio que existió durante la Segunda Guerra Mundial, me eché un poco a temblar.

   Cualquiera con un poco de edad conoce el nombre de Auschwitz y los horrores que allí se llevaron a cabo. Existen documentales sobre el tema con imágenes grabadas cuando este y otros campos de concentración fueron liberados y no soy capaz de verlos por el horror que te produce, hasta el punto que hace que se te salten las lagrimas.

   De modo, que al comenzar la lectura me preparé para impresionarme y no lograr evitar conmoverse (y eso que yo no soy una persona muy emotiva). Sin embargo, aunque la crudeza de la historia que la escritora relata en primera persona es innegable en la parte inicial de la historia cuando relata como su padre y ella son apresados y trasladados al campo donde serán separados y no volverán a verse nunca, la forma de narrar de esta superviviente es sorprendente impersonal y fría. De modo que antes de darte cuenta la lectura te atrapa. Y aunque la extensión de este libro es corto ves pequeños detalles aquí y allá de su vivencia que forman un cuadro más real, cercano, complejo y carente de sentimentalismo o de autocompasión.

   También, y posiblemente es lo que más me gustó del libro, la autora nos habla del después, de cómo es volver a tener que aprender a vivir tras sobrevivir a un horror semejante.
   Un conflicto, se viva como soldado o civil es un periodo de experiencias traumáticas pero cuando esa guerra termina, la guerra sigue dentro de ti mientras que aquellos que no la vivieron continúan con su vida normal y esperan que los demás hagan otro tanto. Pero sobrevivir a una guerra es mucho más que salir de una pieza, posiblemente eso sea lo más sencillo. Lograr aceptar lo que te sucedió y vivir con la culpa y las consecuencias, eso si ha de ser terriblemente difícil. La culpa del superviviente.

   Pues Marceline nos habla sin tapujos de ese después, no solo sobre sí misma, sino como este conflicto que privo a su familia de un padre y esposo, marcó el destino de toda su familia.

   En resumen: Un libro que aunque narre hechos espantosos creo muy recomendable para adultos pero también para niños a partir de 12 años o así. Dicen que aquel que olvida su historia está abocado a repetirla, por ello creo muy importante que los jóvenes conozcan más de cerca la Segunda Guerra Mundial y cuanto sucedía en los campos de exterminio. No debemos olvidar el pasado, debemos aprender de los errores de las generaciones que nos precedieron y este es un gran libro para aprender en familia. Un libro que puede plantear dudas y preguntas a los niños, hacerles empatizar con la joven protagonista y potenciar el espíritu crítico individual.
Un relato profundo, duro pero absorbente. Una carta de amor de una hija que superó los mayores horrores por un padre al que no pudo volver a ver más pero nunca ha olvidado o dejado de añorar.

Valoración: 4

Escala valoración: del 1 al 5


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